20 de enero de 2010

Ahora es otro momento

Ella lo estaba esperando. Él apareció, y pareció que él la estaba esperando a ella más que ella a él. Caminaron juntos varias veredas, de cemento y de tierra. Subieron y bajaron, se arrastraron y caminaron, se iban y venían, armaban y desarmaban. Vivían.
Ella, ahogada de alegría, empezó a creer que él era lo único que había. Él, tranquilo y seguro, se empezó a atajar porque sabía que había otras cosas.
Así todo se fue derritiendo. Ella sufría porque sabía que algo andaba mal pero no podía darse cuenta qué era. Él sufría porque sentía que no podía dar más de lo que daba, no entendía. Las veredas que caminaban ya no eran compartidas, y ambos se sorprendieron cuando se dieron cuenta de eso. Y sufrieron, y lloraron, y costó. Pero afortunadamente supieron ver que no sólo las veredas habían cambiado, sino que ellos mismos tampoco eran los de antes, ellos ya no eran uno.
Y bueno, casi a la fuerza uno se fue para un lado, y el otro para el otro. Sin cerrar ni abrir nada, lo hicieron. Simplemente vivieron. Pero lo bueno es que algo habrán aprendido.



Qué lindo es cuando te despertás y eso ya no es tu pensamiento... antes ya no existe más!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

!!!Adelante!!!
!Lo que quieran!