12 de diciembre de 2008

-¡¡No seas animal!! -¿Por qué? ¿qué te pasa?



Hoy es viernes, y seguramente no seré la única a la que este día de la semana la hace sentir un poco mas alegre. Como borrachera pero sin haber tomado alcohol.
El próximo jueves rindo mi final obligatorio. No tengo miedo como otras veces, los parciales los aprobé con muy buena nota, y en el final tengo que preparar un tema. Además es la primera vez que para un final me acuerdo el contentido de los textos, que leí a principios del cuatrimestre.
Por más que sea privamera, hay cierto aire veraniego dando vueltas que se mete en mi nariz y me droga con paz, amor, y alegría. Y sexo y rock&roll también. Ganas de hacer muchas cosas al mismo tiempo. Cosas feas que en otro tiempo me hubieran bajoneado pero que ahora no son más que un pequeñísimo tropiezo que me empuja para levantarme con mas fuerza. Feliz por los pelos cortos y las barbas y bigotes desaparecidos. Feliz porque me duelen las piernas y no me quejo. Feliz porque se pincha la super fiesta del sábado pero seguramente surgirá otra cosa. Feliz por haberme quedado en patas en el medio de la calle y cagarme de risa en lugar de putear y poner cara de traste. Feliz y expectante por las mochilas viajeras que me acompañarán. Paciente porque tengo que estudiar. Contenta porque se viene el fin de semana. Alegre por confirmar que hay personas que valen la pena y otras que no tanto, como todo en la vida. Libre porque en mi próxima vida voy a ser un perro, ya lo tengo decidido.
Un perro, el ser más noble e inocente que la naturaleza pudo haber parido. Les tengo envidia por ser como son. Sinceros, con los demás y con ellos mismos. Lindos, con caritas simpáticas sea la raza que sea, o sea de la calle que sea. Viven al día, no les importan que le metan los cuernos, no les importa estar sucios. Solo buscan un poco de comida, y más y más amor. Caricias, besitos. ¿Qué más se puede pedir para que un ser sea perfecto?
Creo que nada.

Hay un perro cerca de mi laburo que casi todos los días veo cuando sale de su casa. A la mañana temprano se abre la puerta, y sale él, solemne y honorable, a echar un vistazo al barrio. Seguramente para ver si encuentra algún amigo con quien perrear. Da unos pasitos para aquí y para allá y es feliz así. Tan siemple. Tan simple como eso.



Feliz por ser como soy, y feliz por seguir descubriendo mi vida.

1 comentario:

  1. Me gustan los perros pero por ahora no puedo tener y me conformo con los de los demás; creo que con los hijos va a pasarme algo parecido. ¡Brindo por vuestro ímpetu y entusiasmo, Marianelina! Feliz año.

    ResponderEliminar

!!!Adelante!!!
!Lo que quieran!